Inevitable la actitud de traer a mis páginas impregnadas de añoranza,éstas simples imágenes,por su apariencia, pero tan sagradas por lo que representan. Sé que estéticamente existen inigualables maravillas, y tan diversas en este planeta colmado de belleza. Pero éste sitio, muy particularmente, éste paisaje de río,el pino y el arenal, con la canoa amarrada bajo un distinto atardecer. En esa distancia breve, y en un crepúsculo similar,nacieron los trazos del poema inmortal, desde lo profundo del hombre llamado Juan.
Alli...Juan y el río,
ante el amanecer del poema eterno.
Latido que emerge del vientre del alma;
profundo y materno.
Emoción en fuga,
anunciando el llanto de preciosa vida...
-la canoa es cuna sosegada al sauce,
presencia sufrida-
Solos; hombre y río
en sagrado cáliz de orígen divino.
Una luz distinta
eleva la imágen del amor genuino.
Despertar del canto.
Rosadas sus alas de pétalos suaves.
Gracia ofrecida
allá en el misterio: Edén de las aves.
Y ahí, está el poeta
llegado del puerto donde el frío duele.
El humo en el rostro, la mirada lejos.
Su apodo: Juanele.
Alli...Juan y el río,
ante el amanecer del poema eterno.
Latido que emerge del vientre del alma;
profundo y materno.
Emoción en fuga,
anunciando el llanto de preciosa vida...
-la canoa es cuna sosegada al sauce,
presencia sufrida-
Solos; hombre y río
en sagrado cáliz de orígen divino.
Una luz distinta
eleva la imágen del amor genuino.
Despertar del canto.
Rosadas sus alas de pétalos suaves.
Gracia ofrecida
allá en el misterio: Edén de las aves.
Y ahí, está el poeta
llegado del puerto donde el frío duele.
El humo en el rostro, la mirada lejos.
Su apodo: Juanele.